La revisión 

Una mala experiencia en una compra puede generar un comportamiento suspicaz, siempre sospechando de que todo el mundo vaya a querer darte gato por liebre. Eso es lo que me pasó a mí cuando compré mi primera caravana de segunda mano. El asunto no empezó muy bien porque teníamos muchas dudas acerca del tipo de caravana que escoger. De hecho, ni siquiera teníamos muy claro si debíamos optar por una caravana normal o una autocaravana.

Como se suele decir, nos tiramos un poco a la piscina a la hora de buscar venta caravanas segunda mano particulares. Miramos poco y no comparamos el precio demasiado. Yo tenía la sensación de que nos íbamos a arrepentir si lo mirábamos mucho y no quería dar marcha atrás, así que presioné a mí pareja, mucho más prudente, a la hora de comprar una caravana de segunda mano.

Por aquellos tiempos no era tan sencillo como ahora puesto que no teníamos internet para valorar y comparar. Ahora hay mucha más información y los vendedores tienen valoraciones de otros clientes lo que te puede ayudar de cara a fiarte mejor de ellos. Pero cuando nosotros compramos aquella caravana no teníamos manera de saber apenas nada sobre el vendedor… que resultó ser un chasco.

Nos fiamos de la revisión de la caravana que nos presentó y fue un error, porque era falsa, o al menos no se revisó concienzudamente. La caravana presentaba varios problemas que fuimos descubriendo desde el primer viaje, problemas que no apreciamos a la hora de comprar ya que no fuimos muy concienzudos. Para mí fue una gran decepción y me dije que, si volvía a buscar venta caravanas segunda mano particulares, tendría mucho más cuidado. 

Como digo, ahora es todo mucho más seguro, también porque yo soy mucho más cuidadoso si se trata de comprar vehículos de segundo mano. Sé dónde hay que mirar para comprobar que, efectivamente, la caravana está en buenas condiciones. Y, por supuesto, no nos fiamos de cualquier revisión. Pedimos todo tipo de garantías antes de proceder al pago. Ya no nos van a dar gato por liebre nunca más.