¿Por qué es tan importante la primera cita con el dentista?

Las molestias al comer, el dolor dental agudo o la hipersensibilidad a bebidas frías y calientes son signos claros de enfermedad bucodental. Sin embargo, un alto porcentaje de los usuarios prefiere ignorarlas, hasta que es demasiado tarde. Con el empeoramiento de los síntomas, se opta por pedir una cita ante los odontólogos en Santiago de Compostela y del municipio que corresponda.

Este primer contacto entre paciente y dentista tiene una importancia capital, sobre todo si el usuario carece de historial clínico. El odontólogo procede entonces a examinar las piezas dentales, la calidad de su mordida, las mucosas o la articulación temporomandibular, en busca de lesiones o irregularidades.

Este primer diagnóstico se caracteriza por ser exhaustivo y particularmente estresante para el cliente. La situación se agrava cuando posee algún tipo de fobia (tripanofobia, odontofobia, etcétera) que se relacione de algún modo con las actuaciones del dentista. En los menores de edad, el miedo suele nacer de la inexperiencia.

En ambos casos, el odontólogo suele establecer un vínculo con el paciente, construyendo una relación basada en la confianza. Por ejemplo, a los niños se les explica el paso a paso del tratamiento que recibirá, para evitar situaciones de pánico ante el ‘pinchazo’ inicial. Con todo, deberá mostrarse cauto con el sentimiento de los pacientes, que pueden sobrerreaccionar ante la visión de instrumentos punzantes, cuya manipulación debe hacerse con discreción.

Como parte de la exploración inicial, el odontólogo captura diez o quince fotografías de la cavidad bucal del paciente. Esta práctica, conocida como la fotografía dental, es común en la actualidad y constituye una herramienta útil para el seguimiento en el tiempo de cualquier dolencia.

Finalmente, el odontólogo, diagnóstico en mano, comunica al cliente el abanico de opciones posibles, indicándole el tratamiento a seguir y cuáles serán sus resultados. La práctica general es mantener información al paciente y darle, en la medida de lo posible, el control sobre las soluciones dentales que se le proporcionarán.