Santiago le Devolvió la Sonrisa a Mi Amiga

Recuerdo cómo mi amiga llevaba años un poco acomplejada por su sonrisa. No era algo exagerado, pero sí lo suficiente como para que a veces se tapara la boca al reír o evitara las fotos de primer plano. Siempre decía que «algún día» se arreglaría la boca, pero como tantas cosas, lo iba posponiendo. Vivimos cerca, aquí en la zona de Vigo, y aunque hay buenos dentistas, ella sentía que necesitaba algo más específico, quizás un enfoque más integral.

Después de mucho investigar y pedir recomendaciones, se decidió por una clínica de tratamientos dentales en Santiago de Compostela. Al principio me sorprendió un poco que eligiera ir hasta allí, teniendo opciones más cerca. Implicaba organizarse para los viajes, claro. Pero ella estaba convencida; había leído muy buenas opiniones sobre los especialistas y las técnicas que utilizaban, y sintió que era el lugar adecuado para hacer la inversión que realmente quería. Me contó que buscaba no solo solucionar un par de problemillas que arrastraba, sino conseguir un resultado estético con el que se sintiera totalmente cómoda.

El proceso duró varios meses, con distintas visitas a Santiago. Yo la llamaba de vez en cuando para ver cómo iba. Me contaba que estaba contenta con el trato, muy profesional y cercano, explicándole cada paso. Hubo alguna sesión más larga y molesta, como es normal en estos tratamientos que implican a veces implantes o carillas – no entré en detalles técnicos, pero sé que fue algo completo. Ella, a pesar de las molestias puntuales y los viajes, se mantenía ilusionada con el resultado final.

Pero lo mejor fue verla hace unas semanas, cuando ya había terminado todo el tratamiento. ¡Qué cambio! No era solo que sus dientes se vieran perfectamente alineados, sanos y con un color natural y bonito. Era la luz que tenía en la cara. Sonreía abiertamente, con una naturalidad y una confianza que hacía tiempo que no le veía. Se le notaba feliz, liberada de esa pequeña inseguridad que la acompañaba. Verla así, tan radiante y segura gracias a ese esfuerzo y a los viajes a Santiago, me alegró muchísimo por ella. Realmente, a veces invertir en uno mismo de esta manera transforma mucho más que solo una sonrisa.