• ¿Puedo intercambiar alianzas en una boda civil?

    Las bodas civiles cada vez son más habituales. Ya ha quedado atrás la idea de que este tipo de enlaces son más sosos o menos bonitos que las bodas religiosas. Hay muchas maneras de organizar un enlace civil, pudiendo darle un tono muy diferente al que permite una ceremonia en una iglesia. Por ejemplo, se puede organizar una boda de este tipo en una playa, en el jardín de un hotel o incluso en la propia vivienda. 

    Muchas personas aprovechan cuando alguien cercano es nombrado alcalde o concejal para pedirle que sea quién oficie la ceremonia, logrando así algo muy especial. Muchos ayuntamientos celebran bodas en edificios emblemáticos de la ciudad para que así la pareja tenga un espacio muy bonito y atractivo en el que poder celebrar su enlace.

    En cuanto a la ceremonia, esta va a depender en gran medida de cómo sea quién la oficie. Muchos jueces se limitan a leer los textos oficiales y poco más. Pero hay quiénes tienen don para estas cosas y se vuelven muy cotizados para estas celebraciones.

    En cuanto a los novios, suelen tener carta blanca para vestirse cómo más les apetezca, pudiendo llevarse trajes largos de novia típicos y fracs si se desea, ir vestidos de calle o llevar, por ejemplo, el traje regional de gala. Pero lo que más dudas suele presentar es si se pueden intercambiar o no alianzas, ya que mucha gente cree que esto es algo exclusivo de las bodas religiosas. 

    La respuesta es que el intercambio de alianzas no tiene por qué ser exclusivo de las bodas religiosas. Es algo tan arraigado socialmente que se desnuda de cualquier cariz religioso que tenga y se incorpora a las bodas civiles sin ningún tipo de problema. Lo normal es que quién va a presidir la ceremonia pregunte a los novios si tienen o no alianzas antes de comenzar. Si la respuesta es alternativa, les permitirá hacer el intercambio de anillos. 

    Del mismo modo, muchos novios piden poder decir unas palabras en estos momentos, seguramente por la influencia de las películas en las que los novios dicen sus “votos” antes de ser declarados oficialmente marido y mujer. Lo normal es que no haya ningún tipo de oposición. Pero si se tienen dudas al respecto de lo que se va a permitir o no hacer, lo mejor es preguntar siempre y, en caso de que no se pueda hacer el tipo de boda que se desea, optar por cualquier otra de las alternativas para boda civil.

  • Regalos que nunca se olvidan

    Hay regalos que es imposible olvidar, ya sea porque provienen de una persona muy especial, ya sea por el regalo en sí mismo. Pero, ¿y si se juntaran ambos factores? Pues eso es lo que ocurre cuando alguien especial regala colgantes de brillantes. La persona que recibe un regalo así jamás va a olvidar ese momento y, cada vez que use dicha joya, va a recordar la ocasión en la que le fue regalada y todas las emociones que sintió en ese instante.

    Hay muchas ocasiones especiales para regalar un colgante así. Sin duda, las románticas son las primeras que nos vienen a la cabeza cuando hablamos de una joya. Un aniversario, felicitar a la pareja por algo bueno que le ha pasado o incluso como agradecimiento tras haber dado a luz a un bebé. Pero hay algo que no se debe de hacer nunca y es regalar una joya para pedir perdón cuando hemos fallado en algo a la pareja. 

    Un regalo de este tipo a cambio de un perdón puede hacer que la persona se sienta comprada o sobornada y, por tanto, no se sienta a gusto. Por eso, primero gánate el perdón y la confianza de la persona reconociendo la culpa y enmendando el fallo. Y solo más adelante, y con algo bonito de por medio, regala una joya que pueda asociar a eso hermoso.

    Hemos dicho, además, que una joya de este tipo hará que la persona siempre recuerde la ocasión en la que le fue regalada. Regalar una joya para pedir perdón puede que haga que quién queremos que nos perdone acabe recordando nuestra ofensa o fallo cada vez que abra su joyero y, sin duda, esto es algo que no nos va a interesar en absoluto que ocurra. Por tanto, olvídate de regalar joyas para tapar fallos, porque no funciona.

    Pero los regalos no tienen por qué venir siempre de otra persona. ¿Por qué no regalarlos una joya cuando sentimos que la merecemos porque hemos logrado un objetivo que teníamos en mente? Tal vez sea algo muy importante para nosotros y nos apetezca recordar siempre esa sensación. O, simplemente, compensarnos por el esfuerzo realizado. Regalarnos una joya puede ser la manera especial de mimarnos tras superar un reto. Y, no debemos de olvidarlo, mimarnos es muy importante.

    Hay regalos que nunca se olvidan, para bien y para mal. Tú decides a qué recuerdo se asociarán.